domingo, octubre 29, 2006

Por fin ha dejado de llover, justo en el fin de semana y la gente nos hemos echado al monte en masa. Al disiparse toda la bruma lo primero que he podido constatar es lo que han hecho con la única cascada, si una cascada, no como las de Iguazu, pero cascada al fin y al cabo, que existe en estos contornos. Efectivamente no me había engañado la vista días antes cuando me situe ante ella en medio de un aguacero: todas las piedras han sido cubiertas por pintadas de grafitti. Dejo la imagen para que os padaís hacer una idea. Todavía tengo el alma encogida. Está bien que el grafitero la emprenda con los limites de las autopistas, con los trenes, con todo lo urbano, pero por favor, dejad el monte como estaba, es el hormiguero humano el que tiene la culpa de lo que sea que os hace expresaros así con el spray ... Esa piedra de musgo que es el lecho del arroyo puede tardar mil años en volver a ser como antes, no es una estación de metro, son las venas del monte !por Dios¡, que están ahora tatuadas. ¡Ay chicos que cansancio!