jueves, enero 25, 2007

Puerta de servicio


Una empinada cuesta daba acceso a la mansión en la que la pareja comenzó su vida en común. Un caserón de varias plantas emergiendo en el centro de una colina desde la que se podía ver sin ningún obstáculo todo el conjunto arquitectónico diseñado por Juan de Herrera. El chalet se alzaba justo en la parte mas elevada del Cerro de las Damas, rodeado por un amplio jardín donde los rosales crecían en macizos que limitaban un tupido césped de tréboles, junto a castaños de indias, álamos, moreras, pinos, cedros y un magnolio espectacular.
Los guardeses accedían a la casa utilizando un camino abierto campo a través desde las últimas calles adoquinadas del barrio. El mismo camino que usaba el cartero, el lechero, el panadero y el hombre que repartía los viernes por la tarde la gacetilla local El semanario escurialense, que puntualmente caía por detrás de la valla oliendo aún a tinta. Era el acceso de servicio de la finca.

1 Comments:

Blogger Mhm said...

Muy bien escrito, pero peligrosamente melancólico. Me gustaría encontrarme menos cuestas enyerbadas y más mariposas tomando su baño de sol...

6:13 a. m.  

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