!eh, alerta¡

Paseo a contratarde cuando comienzan a encenderse las farolas. Llueve y aún con el objetivo mojado no dejo de recoger en la amplia memoria de mi olympus todo lo que están haciendo en la ladera quemada.

Recorro calles recién abiertas en las que no crece un árbol. Oteo tejados que se apiñan. Certifico la estulticia de quienes quieren contener en pequeños patios la ostentación soñada.

Desolada y absorta en mi tarea, me estremezco con un grito casi humano. ¿Lo veis? es ese pequeño punto apoyado en la brazo de la grúa. Más arriba que todos nosotros, desde su altura, grita el pájaro ante todo el horror que hay debajo.