jueves, marzo 01, 2007

Cae la noche

27 de febrero

El camino se cierra y el bosque cambia de luz y de sonido. Hay un salto tan brusco como imperceptible y es entonces cuando distingues mucho mejor el silencio que te rodea y también la voz de pájaros desconocidos y extraños que despiertan ahora. Al fondo vislumbras un incendio que te hace correr y correr porque sabes que no queda tiempo. Al llegar al recodo donde se acaban los pinos, de nuevo el cerro que ahora está envuelto en ese fuego que ni abrasa ni destruye.