martes, noviembre 28, 2006

demasiado calor


Total

mente enajenada,vistiendo un pantalón corto que le sobra y se ata con una cuerda, con una edad indefinida entre los cincuentay tantos o mucho menos, muy deteriorada, la mujer delgadisima se acerca sinuosa hacia un perrillo que duerme en los peldanhos que dan entrada a la iglesia de Nuestro Senhor de Bonfin. Le besa delicadamente como si fuera un hombre. /recorre toda la joven piel de su torso y de su abadomen con besitos cortos, desde el cuello hasta el sexo. Allí se detiene un rato. El perro no se mueve, no reacciona ante ese chorro de amor. Ella sonrie satisfecha tras esa magnificamente obscena demostración de afecto. Yo sólo puedo hacerles una foto unos segundos después.