domingo, octubre 29, 2006



Hay que andar un poco. Ascendiendo por el zig zag de la carretera hay una curva pronunciada que abre un camino de tierra en el que el bosque se tiñe de amarillo. En un plácido caminar llaneando el monte que te asombra con los riachuelos crecidos ahora por las lluvias recientes, por el rebaño de vacas que degusta hierba fresca, por los castaños que arrojan sus frutos al suelo y hacen una mullida alfombra de pequeños erizos vegetales, por la luz que abre aquí y allá fantásticos escenarios de un colorido indescriptible, pero sobre todo por ese pinito creciendo dentro del tronco de otro pino ya talado. ¡mi corazón espera también como en el olmo machadiano otro milagro: que no vuelva a ser elegido este alcalde¡